El Arte de WILL EISNER: Un Pionero que Revolucionó el Mundo del Cómic
Cuando en 1988 la Comic-Con de San Diego instauró una ceremonia de premios para reconocer a los artistas destacados de la industria, el nombre elegido para las estatuas no sorprendió a nadie: El nombre Eisner ya era sinónimo de excelencia en historietas hace décadas. Desde que publicó sus primeras páginas a los 19 años, hasta su muerte a los 85, Will Eisner dedicó cada día de su vida al desarrollo del medio, en todas las capacidades imaginables. Poseedor de tanto un fino sentido de negocios como de insaciables aspiraciones creativas, Eisner moldeó la industria a su paso, y generaciones enteras de dibujantes lo reconocen desvergonzadamente como su maestro.
En este recorrido por la vida de uno de los jugadores clave de la historieta norteamericana, descubriremos cómo Will Eisner, conocido como el Espíritu de los Cómics y el Padrino de la Novela Gráfica, transformó para siempre el mundo del arte secuencial. Prepárate para sumergirte en una historia fascinante que te inspirará a explorar tu propio potencial creativo en el mundo del cómic.
Los Primeros Trazos de un Genio
William Erwin Eisner nació el 6 de marzo de 1917 en Brooklyn, Nueva York, pero se crió principalmente en el Bronx. Los edificios de departamentos dilapidados en los que vivió dejaron una marca indeleble en sus años formativos y se convertirían en una fuente constante de inspiración a lo largo de su carrera.
Su padre, un inmigrante judío de Ucrania con vocación artística, siempre alentó las aspiraciones creativas de su hijo. Desde muy joven, Eisner fue un lector voraz, sumergiéndose plenamente en la sensibilidad pulp y devorando cuanta revista de historias pudiera conseguir. Los fines de semana, el cine se convertía en su segundo hogar, nutriendo su imaginación visual.
A los 13 años, en plena Gran Depresión, Eisner comenzó a trabajar como canillita. Aunque el empleo no pagaba lo suficiente para hacer una gran diferencia económica, le permitió acceder a las tiras cómicas de todos los diarios de Nueva York. Fue en esta época cuando se convirtió en un seguidor asiduo de los titanes de los cómics, como George Herriman y E.C. Segar, justo en el momento en que el medio estaba entrando en una era de desarrollo vertiginoso.
Durante su paso por la DeWitt Clinton High School, donde fue compañero y amigo de Bob Kane (futuro creador de Batman), Eisner participó en diversos proyectos editoriales y artísticos. Realizó ilustraciones, caricaturas, escenarios para obras de teatro, pequeñas tiras cómicas e incluso publicó su propia revista literaria. Estas experiencias tempranas fueron cruciales para desarrollar sus habilidades y encontrar su voz creativa, sentando las bases para su futura carrera en el mundo del cómic.
Los Primeros Pasos en la Industria
Tras dejar la escuela y estudiar dibujo bajo la tutela de George Bridgman en la Art Students League of New York, Eisner consiguió trabajo rotulando anuncios en el turno noche del departamento de publicidad del periódico New York American. Este fue solo el comienzo de una serie de trabajos que le permitirían adquirir experiencia y habilidades en diversos aspectos de la industria editorial y publicitaria.
Pronto, Eisner estaba haciendo ilustraciones para pulps y revistas, dibujando pequeñas historietas para publicidades y enviando muestras de cartoons a todas las revistas de Nueva York. Saltaba de trabajo en trabajo en diversas imprentas y editoriales, intentando salir adelante como artista comercial en los brutales años 30. Esta etapa de su vida no solo le proporcionó valiosas habilidades técnicas, sino que también le enseñó la importancia de la perseverancia y la adaptabilidad en una industria en constante cambio.
En 1936, a la edad de 19 años, Eisner dio un paso gigante en su carrera cuando se dirigió con su carpeta a las oficinas de la revista para chicos “Wow, what a magazine!”. Aunque inicialmente el editor Jerry Iger estaba demasiado ocupado para prestarle atención debido a una crisis en la imprenta, Eisner demostró su valía al solucionar rápidamente el problema gracias a sus conocimientos de grabado adquiridos en trabajos anteriores.
Primer arte de tapa de la carrera de Eisner, en Wow, what a magazine! #3
Impresionado, Iger le compró cuatro páginas y le encargó más material. Sin embargo, la alegría duró poco, ya que “Wow, what a magazine!” cerró sus puertas tras solo 4 números, sin pagarle a Eisner y dejando a Iger en la calle. Este revés, lejos de desanimarlo, encendió su espíritu emprendedor y lo llevó a proponer una idea innovadora que cambiaría el curso de su carrera y de la industria del cómic.
El Nacimiento de un Estudio Revolucionario
En 1936, el formato “Comic Book” era todavía una novedad en Estados Unidos, pero estaba demostrando ser inmensamente popular y rentable. Las revistas de pulpa baratas, tamaño tabloide, que reimprimían tiras diarias de los periódicos en color por solo 10 centavos, se vendían como pan caliente, ganando cada vez más espacio en los puestos de diarios.
Eisner, con su aguda visión de negocios, previó que pronto estas revistas se quedarían sin tiras diarias baratas para reimprimir. Reconociendo que Iger tenía experiencia editorial y contactos en el ambiente, le propuso formar una sociedad en la que Eisner dibujaría historietas originales para que Iger las vendiera a los editores.
Con apenas 35 dólares reunidos de diversos trabajos comerciales, alquilaron una diminuta oficina en Midtown Manhattan, y así nació el estudio Eisner & Iger. Al principio, Eisner era el único artista, firmando con distintos seudónimos para aparentar que era un gran estudio. Utilizaba anagramas y juegos fonéticos como Erwin Willis, Willis Nerr y Willis B. Rensie, entre otros.
Sin embargo, pronto Eisner & Iger se convirtió en un semillero de talento, por el que pasaron algunas de las figuras más importantes de la Edad Dorada de los cómics, como Jack Kirby, Lou Fine y Mort Meskin. El estudio fue pionero en aplicar el proceso de ensamblaje al dibujo de historietas, reclutando artistas especializados en diseño de personajes, dibujo a lápiz, entintado, portadas y otros aspectos específicos.
Una de las primeras series de Eisner, firmando como Willis Rensie, durante su época en el estudio Eisner & Iger
Esta innovadora forma de trabajo permitió al estudio producir en su pico más de 200 páginas completas de historieta al mes, dando vida a personajes que alcanzaron gran popularidad como Blackhawk o Sheena the Jungle Queen. El éxito del estudio no solo proporcionó a Eisner la estabilidad financiera para mantener a su familia, sino que también le permitió perfeccionar sus habilidades y experimentar con diferentes estilos y técnicas.
A pesar del éxito, Eisner albergaba una ambición más profunda en su alma. Estaba convencido de que el cómic tenía un potencial expresivo inimaginable y ansiaba experimentar con cómo explotarlo. Esta inquietud lo llevaría a tomar una decisión arriesgada que cambiaría no solo su carrera, sino también la historia del cómic.
The Spirit: Un Nuevo Paradigma en el Cómic
Hacia finales de la década de 1930, los comic books se habían convertido en un verdadero fenómeno popular, impulsados por el sorpresivo éxito de Superman. Los periódicos, notando que estas revistas competían con sus secciones de cómics, buscaron una forma de contrarrestar esta tendencia.
En este contexto, cerca de la Navidad de 1939, Eisner recibió una propuesta que cambiaría su carrera. El Des Moines Register Tribune Syndicate buscaba un artista para producir un comic book tamaño tabloide de frecuencia semanal, para ser distribuido en periódicos dominicales alrededor del país. La oferta requería producir 7 páginas de historieta completas cada semana y supervisar un pequeño grupo de artistas en otras 9.
Aunque Eisner tenía un trabajo bastante seguro en su estudio, la novedad del concepto lo atrajo considerablemente. Vio en esta propuesta la oportunidad de salir del nicho de los comic books, dirigidos principalmente a un público infantil, y llegar con su trabajo a una audiencia más adulta. Convencido de que el medio tenía un potencial expresivo inimaginable, Eisner estaba ansioso por experimentar y explotar estas posibilidades.
Así, el 2 de julio de 1940, nació “The Spirit”, una de las series más revolucionarias de la Edad Dorada del cómic. Aunque el protagonista llevaba un antifaz (una concesión reluctante de Eisner ante la demanda de un “personaje disfrazado”), The Spirit estaba concebido más como una serie policial, con clara influencia del Film Noir y los pulps que tanto había disfrutado Eisner en su juventud.
Eisner siempre puso mucho esmero en las splash pages de The Spirit, jugando con la tipografía del logo de maneras innovadoras.
Esta influencia se manifestaba claramente en los recursos gráficos que Eisner utilizaba a lo largo de la serie: puntos de vista cinematográficos, juegos de sombras y efectos climáticos que buscaban generar la atmósfera propicia para el mundo criminal de la gran ciudad. Eisner concebía la historieta como una película u obra de teatro, donde el artista era no solo el director y camarógrafo, sino también todos los actores.
Puso especial énfasis en que sus personajes expresaran claramente su estado de ánimo a través del lenguaje corporal. Esta “anatomía narrativa” se convertiría en una de sus especialidades, explotándola eficientemente a lo largo de su carrera y estableciendo un nuevo estándar en la forma de contar historias visualmente.
Efectivo uso del juego de luces y sombras en esta página de The Spirit
Aunque la atmósfera noir era una constante en The Spirit, Eisner no se limitó al género policial. Si bien Spirit era nominalmente el héroe de la serie, en realidad solía funcionar como un personaje más en la trama, y en muchos capítulos apenas aparecía. Spirit servía más bien como un punto de vista, un detonante a través del cual Eisner podía contar historias cortas en la tradición de O. Henry y Edgar Allan Poe.
De una semana a otra, The Spirit podía ir del policial a la ciencia ficción, del horror al slapstick, de la aventura a la tragedia, sin perder su identidad. Esta versatilidad permitió a Eisner explorar una amplia gama de temas y estilos narrativos, demostrando la capacidad del cómic para abordar historias complejas y maduras.
Página final de Gerhard Shnobble, la historia en la que Eisner consideró que consiguió realizar mejor sus ambiciones literarias en The Spirit.
Pero fue en las composiciones de página donde Eisner realmente se consolidó como un maestro del medio. Motivado por la creencia sincera de que estaba trabajando en una forma artística con posibilidades aún inimaginadas, Eisner se dedicó concienzudamente a explorar las posibilidades del cómic.
A lo largo de los 12 años en los que hizo The Spirit, Eisner experimentó con todo tipo de diagramaciones, estructuras y planteos gráficos, intentando expandir los límites de lo que era posible en 7 páginas de historieta. Desde manipular el ritmo de lectura mediante el diseño de viñetas, hasta elementos metatextuales para sorprender al lector, semana tras semana Eisner empujó el cómic hacia posibilidades narrativas nunca antes vistas.
En esta página, Eisner usa el diseño de página para comunicar una escena mundana de manera vistosa y narrativamente eficaz
The Spirit llegó a ser leído por 5 millones de personas cada semana, consolidando a Eisner como uno de los artistas más respetados de la industria. Sin embargo, a principios de los años 50, Eisner nuevamente sintió que era momento de buscar algo nuevo. La paranoia típica del macartismo había llegado a los comic books, y Eisner se sintió frustrado por el desprecio que recibió de la sociedad por dibujar “esos horrendos pasquines pudridores de cerebros”, a pesar de todo el esmero y oficio que ponía en su trabajo.
En 1952, The Spirit llegó a su fin, pero el legado de Eisner en la innovación narrativa y visual del cómic apenas estaba comenzando. Su próximo proyecto lo llevaría a aplicar sus habilidades narrativas en un campo completamente nuevo, demostrando una vez más su versatilidad y visión como artista.
PS Magazine: El Arte al Servicio de la Educación
Tras el fin de The Spirit, Eisner enfocó su atención en aplicar su obsesión narrativa a un nuevo proyecto: PS, the Preventive Maintenance Monthly. Gracias a algunos contactos de su paso por el ejército en la Segunda Guerra Mundial, consiguió el contrato para diseñar e ilustrar este suplemento visual a los manuales de entrenamiento de las fuerzas armadas.
El objetivo era motivar a los soldados a cuidar su equipamiento, un tema aparentemente árido que Eisner logró transformar en algo atractivo y comprensible. Tomó este nuevo desafío con entusiasmo, aplicando su conocimiento sobre composición y su habilidad con el plumín para comunicar las secas instrucciones de mantenimiento de manera clara y digerible, y hasta entretenida cuando las circunstancias lo permitían.
Eisner puso su habilidad con la anatomía femenina en varios pin-ups y posters para PS
Durante 20 años, Eisner se concentró en PS, demostrando cómo el arte del cómic podía aplicarse eficazmente en contextos educativos y técnicos. Este trabajo no solo le permitió seguir desarrollando sus habilidades como artista y comunicador visual, sino que también abrió nuevas posibilidades para el uso del cómic en ámbitos no tradicionales.
Mientras Eisner trabajaba en PS, su leyenda crecía constantemente entre el floreciente fandom de los comic books. Su estilo noir resultó sumamente atractivo para las nuevas generaciones de dibujantes, y su experimentación gráfica y sensibilidad literaria fue redescubierta y particularmente apreciada entre artistas del floreciente underground como Art Spiegelman y Denis Kitchen, quien reimprimió The Spirit exponiéndolo a una nueva generación.
El Renacimiento de un Maestro: La Era de la Novela Gráfica
A sus 60 años, cuando la mayoría de las personas piensan en jubilarse, Eisner decidió que era el momento propicio para volver a dibujar para el público masivo. Reconociendo que el público adulto que había deseado para sus historietas al fin se había formado, Eisner se propuso nuevamente ponerse a la vanguardia, buscando llegar a nuevos públicos y explorar el potencial del cómic para la expresión creativa a niveles pocas veces vistos antes.
Basándose en sus recuerdos de su infancia en el Bronx, e inspirado por las novelas en grabados de Lynd Ward, Eisner dibujó una serie de historias cortas, conectadas por el edificio de departamentos dilapidado en el que toman lugar. En estas historias, exploró temas de desilusión, identidad y duelo, en un estilo personal y expresivo que no se parecía a nada de lo que se podía encontrar en los anaqueles o en las tiendas de cómics de reciente aparición.
Una vez completada la obra, Eisner salió a ofrecerla a distintas editoriales de libros, con el objetivo de poder ubicar sus historietas en librerías, frente a un mercado adulto y sofisticado. En 1978, “A Contract With God” salió a la venta en librerías alrededor de Estados Unidos, dando inicio a una nueva era en la distribución de cómics y consolidando el concepto de “novela gráfica”.
Expresiva y emocional página de A Contract With God. Eisner es reconocido como uno de los mejores dibujantes de lluvia – Frank Miller llama afectuosamente las escenas de personajes caminando melancólicamente en la lluvia “Eisnershpritz” en homenaje.
“A Contract With God” representó una ruptura radical con las convenciones del cómic tradicional. Aunque utilizaba claramente el lenguaje de la historieta, además de todos los trucos que Eisner había aprendido durante The Spirit, la obra ofrecía una experiencia de lectura completamente distinta a lo que se acostumbraba de un cómic hasta la fecha.
Eisner desechó los bordes de viñeta siempre que pudo, prefiriendo viñetas abiertas y dramáticas que le daban peso a la tragedia que se desplegaba en las historias. Incorporó el rotulado como parte fundamental de la página, promoviendo no solo la lectura clara de la historia sino también comunicando la emoción de una escena a través de las mismas letras. Incluso imprimió la historia en tinta sepia, dándole un tono extrañamente nostálgico adecuado para las historias basadas en recuerdos de su juventud.
Si las reimpresiones de The Spirit habían hecho de Eisner un artista clásico, “A Contract With God” lo instaló definitivamente como un maestro entre maestros. No solo se ganó el respeto de sus pares, sino que innovó el concepto de la novela gráfica, abriéndole a la historieta la puerta de las librerías del país y generando un espacio de apoyo para nuevos formatos y proyectos.
Lejos de dormirse en sus laureles, Eisner aprovechó el espacio que había encontrado y dibujó 19 novelas gráficas más en su tercera edad, hasta su muerte en 2005. Cada una de estas obras expandió los límites de lo que era posible en el cómic, explorando temas maduros y complejos con una profundidad y sensibilidad raramente vistas en el medio.
Toda la habilidad narrativa del Eisner maduro, desde la diagramación hasta la anatomía expresiva, están a la vista en esta página de 1982.
El Legado Educativo de Will Eisner
Además de disfrutar de los frutos de su trabajo creativo, Eisner se dedicó a comunicar el conocimiento que había adquirido a lo largo de su carrera a una nueva generación de artistas. Dio charlas y seminarios sobre el potencial de la historieta alrededor del mundo, compartiendo su visión y experiencia con entusiastas y profesionales por igual.
Durante años, Eisner fue profesor de arte secuencial en la School of Visual Arts, impartiendo una de las primeras clases de dibujo de historieta a nivel académico del mundo. Esta experiencia docente no solo le permitió formar a nuevos talentos, sino que también lo llevó a sistematizar y articular sus conocimientos sobre el medio de una manera que pudiera ser transmitida y estudiada.
El resultado de estas clases fue “Comics and Sequential Art”, un estudio concienzudo del funcionamiento de los distintos elementos que forman parte de la historieta. Este libro rápidamente se convirtió en material de lectura fundamental para cualquier persona interesada en el medio, ofreciendo una visión profunda y detallada de los principios del arte secuencial.
Comics and Sequential Art incluye “Hamlet on a rooftop”, una secuencia en la que Eisner ilustra el famoso monólogo de Shakespeare en un setting urbano, a la vez que explica paso por paso su uso de la anatomía narrativa.
“Comics and Sequential Art” no solo es un manual técnico, sino también una declaración de principios sobre el potencial artístico y comunicativo del cómic. En sus páginas, Eisner demuestra cómo los elementos visuales y textuales se combinan para crear un lenguaje único, capaz de transmitir ideas complejas y emociones profundas de una manera que ningún otro medio puede igualar.
Este libro, junto con sus posteriores obras teóricas, ha influido en generaciones de artistas y ha contribuido significativamente a la legitimación académica del estudio del cómic. Si estás interesado en profundizar en el arte del cómic, estos recursos son imprescindibles para tu formación.
El Legado Perdurable de Will Eisner
La obra de Will Eisner es amplia, variada y sumamente atractiva, pero posiblemente su faceta educativa sea la expresión más significativa de su legado. Desde el primer día que puso lápiz al papel, Eisner estaba convencido de que la historieta no era solo un pasatiempo para preadolescentes o un entretenimiento vulgar, sino un medio de expresión moderno y vital con potencial ilimitado.
Tanto en The Spirit como en sus novelas gráficas, Eisner exploró los límites de lo que era posible en el cómic, y alentó a miles de artistas a que lo siguieran. Su influencia se puede ver en la obra de innumerables creadores que han seguido empujando los límites del medio, desde los innovadores formales como Chris Ware hasta los narradores visuales como Marjane Satrapi.
No es exagerado decir que la escena actual de la historieta, en la que el medio abarca un rango de expresiones tan amplio que marea, está construida sobre los cimientos que Eisner dibujó apasionadamente. Desde los cómics de superhéroes más convencionales hasta las novelas gráficas más experimentales, todos deben algo a la visión y el trabajo pionero de Will Eisner.
El legado de Eisner nos recuerda que el cómic es un medio de expresión poderoso y versátil, capaz de abordar cualquier tema y llegar a cualquier audiencia. Nos desafía a seguir explorando, experimentando y empujando los límites de lo que es posible en el arte secuencial.
Si te sientes inspirado por la historia de Will Eisner y quieres seguir sus pasos en el mundo del cómic, recuerda que el camino comienza con la práctica constante y el estudio dedicado. ¿Listo para dar el siguiente paso en tu viaje artístico? Descubre cómo puedes desarrollar tus habilidades aquí.
El espíritu innovador y la pasión por el medio que Eisner demostró a lo largo de su carrera siguen siendo una fuente de inspiración para artistas y lectores por igual. Su vida y obra nos recuerdan que el cómic es un arte en constante evolución, siempre listo para sorprendernos con nuevas formas de contar historias y expresar ideas. ¿Quién sabe? Tal vez tú seas el próximo Will Eisner, listo para revolucionar el mundo del cómic con tu visión única.